El informe no.16 del Observatorio Nacional de Salud recoge, a través de mesas de diálogos participativas regionales, en 14 de 25 regiones caracterizadas, los desafios que la gente considera hay sobre la salud pública en sus territorios.
Investigadores del Observatorio Nacional de Salud, ONS, del INS, analizaron los retos estratégicos en salud pública de Colombia, desde la perspectiva
regional. El informe del ONS del INS realizó mesas de diálogo participativo realizadas en 14 de las 25 regiones en las que se dividió el país y que representan el 81% de la población nacional.
Estas regiones se definieron mediante una metodología de regionalización que consideró indicadores como acceso a servicios de salud, intensidad del conflicto armado, pobreza multidimensional y proporciones de población étnica. Los diálogos incluyeron la participación de 285 personas provenientes de diversos sectores, desde instituciones y academia hasta organizaciones comunitarias y poblaciones específicas como mujeres, jóvenes, víctimas del conflicto armado, y comunidades indígenas y afrocolombianas.
Según Carlos Castañeda Orjuela, director del Observatorio Nacional de Salud del INS, las mesas de diálogo permitieron conocer las nociones que sobre el territorio y la salud pública tiene la gente en las regiones. “La esencia del diálogo fue definir los retos en salud pública en el mediano y largo plazo, a través de un diálogo participativo en la que los investigadores se concentraron en escuchar activamente a la población en las distintas regiones”, explicó Castañeda.
El director encargado del INS, Tomás Prasca, destacó que el informe se presenta como un insumo valioso para tomadores de decisiones, ofreciendo herramientas para transformar la salud pública mediante la construcción de políticas inclusivas, descentralizadas y sensibles a las necesidades regionales.
Algunas de las percepciones recogidas en las mesas de diálogo en las que participaron 285 personas, permitieron concluir por ejemplo que las regiones tienen concepciones diversas de territorio y de la salud pública. Para muchas regiones, como Caribe-Norte y Cordillera, el territorio es una extensión de la identidad cultural y espiritual, mientras que para otras, como Central-Cafetero y Gran Santander-Oriente, se relaciona más con dinámicas político-administrativas o transfronterizas.
En general, la gente en las regiones reconoce la salud pública como un derecho fundamental y un bien colectivo que trasciende la atención sanitaria, es decir, que va más allá de las instituciones que prestan servicios de atención en salud y del funcionamiento e interacción con los distintos actores del sistema de salud.
Las personas vinculan la salud pública con la justicia social, equidad y participación comunitaria. En regiones como Centro-Oriental y Cordillera-Macizo, se destacó la necesidad de enfoques preventivos que vayan más allá del escenario clínico. Sin embargo, emergieron tensiones respecto al rol de la institucionalidad y la persistencia del centralismo administrativo: regiones como Pacífico-Oriente y Gran Santander-Oriente criticaron la burocracia y la falta de
respuestas contextualizadas, mientras que en Pacífico y Cafetero-Norte se enfatizó la importancia del empoderamiento comunitario.
Dentro de los temas abordados, los diálogos permitieron identificar retos estratégicos en salud pública. Algunos de esos retos comunes a nivel nacional son la necesidad de participación comunitaria en la toma de decisiones y la persistencia de desigualdades sociales y barreras de acceso a servicios.
La salud mental, vinculada al conflicto, a la violencia, la migración y exclusión social, también fue definido como un reto en salud pública.
Las personas también asociaron las deficitarias condiciones laborales y la formación del talento humano en salud, como un reto para nuestra salud pública. Además plantearon la necesidad de fortalecer sistemas de información y garantizar transparencia en lo público.
El informe identificó que algunas regiones tienen retos muy específicos, por ejemplo el impacto del conflicto armado en regiones como Pacífico y Cordillera-Macizo, la migración y problemas fronterizos en la región Gran Santander-Oriente, que incluye a Cúcuta, o el envejecimiento poblacional en la región Cafetero-Norte, que incluye Valledupar. Otro de los retos son los derivados de la ausencia de infraestructura en regiones rurales con alta proporción de población indígena y afrodescendiente, como las regiones Pacífico y Caribe Sur.
El informe, presentado por el ONS del INS, evidenció que para la gente es una necesidad urgente un sistema de salud más equitativo e intercultural, con mecanismos que promuevan la descentralización efectiva y permitan la participación activa de las comunidades.
También pone de manifiesto la necesidad de políticas públicas con enfoque territorial, para reducir el exceso de centralismo que impide que se den respuestas ajustadas a las realidades locales, además de la importancia de articular esfuerzos intersectoriales para abordar determinantes sociales de salud, como el acceso al agua, saneamiento básico y la equidad. El informe concluye que muchos de los hallazgos encontrados, al escuchar la gente en las regiones, se alinean con debates actuales en relación con la reforma del sistema de salud, con la necesidad de fortalecer la infraestructura sanitaria y los servicios básicos en territorios
rurales y vulnerables.
En este enlace pueden consultar el informe: retos estratégicos en salud pública en Colombia: una mirada regional
Regiones consideradas para la realización de las mesa de diálogo
