El ONS del INS hace un balance de la política pública para el control de consumo de tabaco y realiza un seguimiento a los diversos estudios realizados que evalúan la implementación del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT).
A 10 años de que Colombia firmara el Convenio Marco Antitabaco, el Observatorio Nacional de Salud (ONS) del INS hace un balance de su cumplimiento y formula algunas recomendaciones para política pública, después de hacer una revisión de los resultados de las encuestas.
Aunque Colombia se acogió formalmente al convenio en 2008, desde mucho antes de firmarlo el país ya venía implementando una serie de medidas relacionadas que luego serían recogidas en el documento marco. Este análisis tiene en cuenta las acciones del país antes y después para plantear y orientar los nuevos retos en política pública y los logros más relevantes.
Según datos de la OPS entre 1995 a 2000 el consumo de tabaco hizo que aumentara en un 38% los años de vida saludable perdidos por enfermedades relacionadas con el tabaquismo. En 2004, el 0,4% del PIB en Colombia se destinó para la atención de las enfermedades relacionadas con el consumo como: la enfermedad isquémica del corazón, el EPOC y el cáncer de pulmón.
Dentro de las conclusiones del Policy Brief, los investigadores señalan la marcada dificultad para el análisis de los datos en el país debido a la disparidad de las encuestas. Aun así, estos estudios coinciden al analizar la prevalencia del consumo, es decir la proporción de individuos que consumen o no tabaco en un periodo de tiempo, que éste disminuyó especialmente en los grupos de mayor edad.
Por ejemplo por cada cien personas en los grupos de 45 a 60 años, el consumo disminuyó en más de la mitad pasando de 45% en 1992 al 21 % en 2008. Lo mismo pasa entre los 35 a 44 años, que pasó del 42% en 1992 al 18% en 2008.
En resumen Colombia redujo el consumo de tabaco entre la población adulta mayor de 25 años, pero los resultados han sido menos positivos en la población juvenil, ya que el descenso fue casi nulo entre los 12 y los 17 años y muy leve en los de 18 a 24. Lo que confirma que es en los grupos de edad más jóvenes en donde existe no solo más propensión a fumar de manera crónica, también una adicción mayor sobre todo entre más temprano se comience.
Según el informe de recomendaciones en política pública preparado por el Observatorio Nacional de Salud, es importante que dentro de las nuevas regulaciones, existan medidas de control sobre los llamados sistemas electrónicos de administración de nicotina, así como mayores restricciones publicitarias, acciones educativas y prohibitivas para evitar que los menores de edad tengan acceso a estos productos.
Pese a que muchas de las medidas del Convenio Marco Antitabaco van dirigidas a la población joven, son estos quienes mantienen una prevalencia del 10% desde 1992 a 2008. En otras palabras, son los menores de edad que comienzan a fumar a quienes les es más difícil romper con ese hábito.
Lo que los investigadores concluyen es que aunque las recomendaciones dadas por el convenio en el país se han aplicado y se está a la vanguardia con las contempladas en el mundo como son: los espacios libres de tabaco, la prohibición de fumar en espacios cerrados, las advertencias en las cajas, disminuir la publicidad y el patrocinio de eventos por su impacto en la salud, etc. También es cierto que se está en deuda de aumentar el espacio para los mensajes de advertencia en las cajas, la prohibición de la venta al menudeo y aumentar el impuesto sobre el valor total de la caja, ya que actualmente es del 50% y en los países que cobijan esta medida es del 100%, lo que tiene un impacto en la disminución de la edad de inicio.
“El país aún tiene uno de los precios más bajos del continente para el tabaco, las cargas tributarias en países europeos para los productos derivados del tabaco es del 100%. En general Latinoamérica está distante en ese sentido”, plantea el Director del ONS del INS, Carlos Castañeda. Desde el punto de vista de la atención en salud, el informe señala la importancia de mejorar las intervenciones en salud desde las EPS, ofreciendo programas para invitar a las personas a dejar el tabaco y haciendo una mejor detección del paciente en las instituciones de salud.
Actualmente el consumo de tabaco tiene relación directa con más de diez enfermedades, muchas de ellas crónicas, lo que confirma su relevancia como un problema de salud pública. La evidencia científica muestra que el tabaquismo genera Enfermedad Pulmonar Obstructiva (EPOC), cáncer de pulmón, de lengua y boca y enfermedades cerebrovasculares. También es asociado a un mayor riesgo de cáncer gástrico, infarto agudo de miocardio y cáncer en la piel. En el embarazo se le encuentra relacionado con enfermedades congénitas y bajo peso al nacer. Algunas de las recomendaciones más importantes buscan:
1. Continuar con la implementación de los programas cesación del consumo y proponer alternativas económicamente viables a los productos de hoja de tabaco.
2. Fortalecer la vigilancia y el monitoreo del consumo de tabaco en el país.
3. Aumentar los precios e impuestos a los derivados del tabaco en el país.
4. Hacer un seguimiento permanente a la aplicación de las políticas de control del tabaco en los departamentos y municipios de Colombia.