Luego de la declaratoria del fin de la emergencia sanitaria por COVID-19 anunciada por la OMS, el INS hace un cierre y señala, algunos, retos de la pos- pandemia.
INS revela nuevos datos sobre mortalidad materna en Colombia durante la pandemia y las inequidades sociales que profundizó.
El exceso de mortalidad materna en Colombia, durante la pandemia, fue del 12,6%, es decir, en 2020, 544 mujeres embarazadas perdieron la vida durante y justo después del proceso de gestación, 61 más de lo esperado.
Las cifras fueron tres veces más altas en los territorios pobres en comparación con los municipios más ricos.
Luego de declararse el final de la pandemia por covid-19, el Instituto Nacional de Salud (INS) arroja nuevas cifras sobre los efectos de la pandemia en Colombia. Análisis más profundos del Observatorio Nacional de Salud, ONS del INS, publicados recientemente por la revista científica British Medical Journal Open, revelaron que el exceso de mortalidad materna en el país durante la pandemia, fue del 12,6%, lo que significa que en 2020 murieron 544 mujeres embarazadas durante y justo después del proceso de gestación, 61 más de lo esperado.
Al analizar estos datos se observa que las cifras fueron tres veces mayores en los territorios de menores recursos, en comparación con los municipios de mayores ingresos. Los nuevos análisis también evidencian cómo se documenta en los informes del ONS que dieron cuenta del avance, impacto y desigualdades sociales de la pandemia por covid-19, que durante la emergencia sanitaria no solo aumentó la mortalidad materna, también se profundizaron las inequidades sociales ya existentes en las poblaciones más afectadas.
El director general del INS, Giovanny Rubiano García, hizo énfasis en resaltar estos informes que, desde el INS, señalan algunos de los retos más importantes de la postpandemia y sugiere la necesidad de trabajar en fortalecer la presencia del
Estado en los sitios donde aún las profundas desigualdades sociales e inequidades, no solo subsisten, sino que se han profundizado y han causado mayores efectos en salud pública sobre las poblaciones más vulnerables.
“Las lecciones aprendidas con la pandemia se vieron particularmente en cómo se desempeñó el Estado con aquellas comunidades más alejadas y de mayor vulnerabilidad. Allí es donde debemos concentrar los esfuerzos y buscar, con ellos, un diálogo permanente que nos permita tener efecto e impacto en la salud pública de nuestro país", dijo el director general del INS.
Según los datos analizados por el ONS, entre 2008 y 2020, murieron en Colombia 6.342 mujeres embarazadas que tuvieron complicaciones asociadas con el embarazo, el parto o el puerperio. De este grupo, 1055 mujeres fallecieron entre 2019 y 2020. En 2019, año previo a la pandemia, Colombia reportó 511 muertes maternas con una Razón de Mortalidad Materna (RMM) de 80 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos, según el SIVIGILA. Mientras para 2020, se esperaban 483 muertes, se registraron 544 muertes maternas tempranas y tardías ese año (RMM de 87 por 100.000 nacidos vivos). Lo que representa una tasa de mortalidad en exceso del 12,6 %, que se dio principalmente en los meses de julio y agosto durante el primer pico de la pandemia en Colombia.
Carlos Castañeda Orjuela, director del ONS del INS, expresó que “la pandemia nos mostró como los más vulnerables fueron los más afectados. Esto se ha configurado en lo que internacionalmente se ha denominado una sindemia, y hemos visto como las desigualdades sociales en eventos evitables y otros en el marco de esta emergencia sanitaria han afectado a los más vulnerables. En la pandemia se evidenció el aumento del 12% en las cifras de mortalidad materna en el país, las diferencias entre las mujeres más pobres se hicieron evidentes".
El covid-19 también profundizó y puso en evidencia efectos en salud pública que ya venían. Algunos de estos, el aumento en el reporte de las cifras de afectaciones en la salud mental y en el número de suicidios. Los resultados de los análisis descritos por el ONS del INS muestran que los departamentos con prevalencias más altas de enfermedad renal crónica y más población urbana tuvieron una mayor severidad por covid-19, es decir más hospitalizaciones, ingresos a unidades de cuidados intensivos (UCI) y muertes.
Los departamentos con más población sin capacidad de pago, afiliada al régimen subsidiado, también tuvieron una letalidad más alta por covid-19. Estos datos, contrastados con el índice de desigualdad de la pendiente que mide el
comportamiento entre el estado de salud de grupos de personas y su nivel socioeconómico, corrobora que, en 2020, el 20% de la población más pobre (509 municipios según el Índice de Pobreza Multidimensional), se presentaron 138 muertes maternas adicionales por cada 100.000 nacidos vivos. Por otro lado, de acuerdo con el índice relativo de desigualdad, que tiene en cuenta el tamaño de la población, el nivel de ingresos y el ámbito donde viven las personas, la mortalidad materna fue 3,5 veces mayor en ese 20% de la población que tiene las peores condiciones socioeconómicas.
Lo anterior permite concluir que hay una fuerte relación entre las causas de la mortalidad materna en Colombia y la vulnerabilidad socioeconómica. Además, de las brechas existentes entre municipios pobres y ricos que fueron aún mayores en 2020 que en 2019.
Por otro lado, la pandemia señala nuevos retos para la salud pública. Un millón y medio de personas que tuvieron covid presentaron covid prolongado, un desenlace en salud emergente que requiere mayor desarrollo de evidencia para su comprensión. El covid prolongado ocasionó casi 200 mil años de vida saludables perdidos (38,7 por 10.000 habitantes) durante el periodo observado. Adicionalmente, el análisis de los efectos sobre los profesionales de la salud que atendieron la pandemia arroja datos para la reflexión, porque un cuarto de la fuerza laboral del talento humano fue afectado por covid-19, mostrando la vulnerabilidad de los programas de protección y seguridad ocupacional en esta población.
Franklyn Prieto, director de vigilancia en salud pública del INS, resumió así las cifras que con corte a 10 de mayo ha dejado la emergencia sanitaria en Colombia. El país registró un total de 6.365.262 casos, 142.722 fallecidos. En total, desde marzo de 2020 hasta el 10 de mayo de 2023, el país procesó 21.832.078 pruebas PCR y 15.889.189 pruebas de antígeno para el diagnóstico del covid-19. El país adquirió una amplia capacidad diagnóstica con 230 laboratorios para el procesamiento de pruebas PCR y 2.498 laboratorios para pruebas de antígeno. Según Prieto “en la pandemia por covid-19 el país debió adquirir y fortalecer capacidades de respuesta que deben mantenerse y mejorarse como el hecho de estrechar los lazos de colaboración y trabajo conjunto con las entidades territoriales, las capacidades diagnósticas del país que alcanzó una capacidad de cien mil pruebas diarias y también la necesidad de fortalecer procesos de respuesta con las salas de análisis de riesgo que se consolidaron en todo el país".
Los retos de la postpandemia
El acceso más deficiente y la redirección de los servicios de salud debido a los cierres relacionados con la pandemia puso en evidencia la necesidad de
fortalecer la atención en salud en las zonas más vulnerables, con enfoque de atención primaria y mayor presencia por parte del Estado. Se requiere de trabajo intersectorial y gobernanza que permita mitigar los efectos socioeconómicos en la salud de la población más vulnerable. Se requieren de intervenciones en salud pública con enfoque diferencial, territorial y cultural.
En tiempos de crisis, se deben considerar otros elementos al momento de elaborar los planes de respuesta: los cierres y la redirección de servicios de salud pueden llevarse a cabo de manera que afecten menos a las poblaciones vulnerables. La educación y la promoción de la salud deben resaltar la importancia de los servicios básicos, buscándose equilibrar los miedos de la gente por el no uso o el uso de los servicios en tiempos de emergencias.
En el caso de intervenir problemas trazadores de la desigualdad y la calidad de la atención en salud, como es la mortalidad materna, se puede pensar en alternativas como:
Implementar sistemas de incentivos para los prestadores según indicadores de calidad, gestión y resultados en salud.
Aumentar el número de controles prenatales para lograr la prevención, detección temprana y tratamiento de riesgos y complicaciones.
Mejorar la experiencia del embarazo: en cuanto a acceso, calidad de los controles prenatales y adaptación de modelos de atención específicos para el contexto de las mujeres para que respondan a las necesidades de cada territorio de acuerdo con el contexto específico. Del buen trato, depende en parte que las mujeres sigan asistiendo a los controles.